miércoles, 6 de abril de 2016

Escuela de Familias: el duelo y la pérdida

Como recordaréis teníamos pendiente intentar escribir un pequeño resumen de nuestra última escuela de familias, que tuvo lugar el lunes pasado. El tema que acertadamente trabajamos con Teresa Hernando (aquí tenéis su perfil de fb https://www.facebook.com/teresahernandopsicologa) fueron el duelo y la pérdida. Se resumen muy bien con esta viñeta de Mafalda.



¿Qué definición de "duelo" nos proporcionó? Pues "se trata de un trabajo, un proceso simbólico y emocional, normal, lento y doloroso que se produce ante la perdida de un objeto o sujeto importante para la persona. Supone una reorganización a todos los niveles con el consiguiente sufrimiento y aflicción que acompaña a la ruptura de un vinculo afectivo". Tristemente, es algo que todos conocemos, más o menos de cerca, por haber perdido a algún familiar o a alguna persona especial, con la que tenemos un vínculo afectivo diferente. Hay que decir que, por tocar un tema tan sensible, esta clase fue un poco especial, puesto que todos contamos alguna experiencia personal y participamos activamente, sin resultar fácil. Con respecto a los niño@s, el punto más interesante fue la importancia de tratar el tema sin edulcorarlo, con frases del tipo a "se ha ido de viaje" o similares, puesto que transmitirles la idea de que van a poder volver les genera confusión e, igual que nos pasaría a nosotros, dificultad para asumir la realidad. Y una vez más se recalcó algo muy importante, que ya hemos mencionado anteriormente: la importancia de hacerles partícipes, en la medida en que puedan entenderlo, con la mayor naturalidad posible y tratando de mantener sus rutinas en la vida diaria. Negarles la realidad les impide asumirlo. Al igual que sucede si nosotros no lo reconocemos: al ser su referencia más importante, para ellos resultará vital el modo en que podamos asumir nuestro propio dolor, puesto que se reflejan en nosotros. Y desde luego, nada de ocultárselo por tratar de protegerlos, a largo plazo les generamos un problema mucho mayor.

Qué bonito y qué fácil dicho así, ¿verdad? Al final lo más importante es el modo en que nosotros mismos asumamos la muerte que, al fin y al cabo, no deja de ser una parte de la vida, la última de cada uno de nosotros. Y una cosa muy importante, ¿cuantas veces hemos visto a alguien que no se preocupa por los demás mientras están con nosotros y se lamenta amargamente por no haberles prestado suficiente atención cuando de pronto fallecen? Tratar bien a aquellos a los que queremos durante su vida, y compartir con ellos lo que nos importa, también ayuda cuando ya no están. Así que, ¡aprovecha! Disfruta con tus hijos y con la gente a la que quieres que, por mucho que te digan, sigue habiendo gente por ahí fuera que merece mucho (¡pero mucho!) la pena. Los que más, tus propios hij@s.


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