martes, 19 de abril de 2016

Escuela de Familias: separación y divorcio

El lunes pasado, en nuestra última escuela de familias, tratamos el tema de la separación y el divorcio con nuestra psicóloga, Teresa Hernando (https://www.facebook.com/teresahernandopsicologa ¡Gracias!). Al igual que sucedió con la entrada anterior, en relación al duelo y la pérdida, se trata de un tema complejo, con muchos puntos de vista y una víctima especialmente inocente: tu hij@, que queda de por medio tratando de entender qué es lo que está pasando, a la vez que intenta seguir  con su vida de la forma más normal posible, siempre que los adultos se lo permitan. 

¿Y cómo se aborda esto...? Vamos a dejar fuera los casos especialmente dramáticos, con violencia de género de por medio o una manipulación absoluta por parte de uno de los miembros de la unidad familiar, que esperamos no sea el caso de ninguno de nuestros lectores. En la mayoría de los casos se llega a un punto de discusión absoluta entre los padres que ya no tiene vuelta atrás, y en la mayoría de los casos también, debería haber un consenso, explícito o no entre ambos, en el cual la prioridad absoluta de la ex-pareja sea llevarlo todo de la manera más pacífica y sana para su hij@. ¿Qué significa esto en la práctica? Pues cosas muy obvias que tendemos a olvidar, embebidos en nuestras propias historias (egoístas en el fondo), que evitan que prestemos atención a lo que nos rodea. Cuando tus hij@s están presentes, hay que evitar a toda costa discusiones, insultos, reproches... y cuando no lo están, manipularlos para ponerlos a favor y/o en contra de uno de los dos. ¿Quién no conoce alguna situación en la que padre o madre deciden utilizar al niñ@ para  lanzarse todo tipo de insultos? Pues mal, fatal, imperdonable. Para tu hij@, ambos progenitores son igualmente importantes, y su tendencia natural será que estén juntos y se entiendan. Si eso no puede ser, los adultos deben ser lo suficientemente maduros (sí, y sobre todo valientes) como para que sus hijos queden fuera de toda discusión, tratando de adaptar las rutinas de la vida diaria a la nueva situación de la mejor forma posible, y sin utilizar nunca a tus hij@s para transmitir mensajes a tu ex-pareja. Actualmente hay un amplio catálogo de medios de comunicación para explicar lo que sea entre ambos sin sufrimiento inocente de por medio. ¿Que no es fácil? No, claro que no. ¿Que tu caso es particular, porque tu pareja es un/a indeseable y solo quiere hacer daño? Pues es posible, pero aún así hay que intentar buscar la manera de que les afecte lo menos posible. Si a nivel personal no puede ser, buscando entonces mediación profesional, que al fin y al cabo son imparciales y van a ver la situación desde un punto de vista racional tratando de aportar soluciones. Si lo llevas bien cuando tu hij@ crezca, y sea capaz de entender las cosas, te lo agradecerá, y le evitarás duros recuerdos que no necesita (ni quiere) tener. 

También es importante, al igual que explicamos con el duelo y la pérdida, que en el momento en que tengáis la decisión tomada se lo digáis, de la forma más tranquila y pausada que se pueda. Y que no les deis la equivocada idea, ninguno de los dos, de ser un camino con vuelta atrás, esto casi nunca sucede, y a ellos les genera una falsa expectativa que resulta también perjudicial. 

Y aunque habría mucho más que contar, hasta aquí por hoy. Recordad lo más importante: vuestr@ hij@ es una persona inocente que os aprecia a los dos y que no merece ser objeto de vuestra frustración.

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