Hoy retomamos en nuestro blog una pequeña entrada sobre ciencia divulgativa, esta vez para centrarnos en el origen de un objeto tan útil como necesario que, por suerte para nosotros, está presente en la mayoría de hospitales, las incubadoras de bebés.
Allá por la mitad del siglo XIX en Francia vivió un médico llamado Etienne Stéphane Tarnier, especializado en obstetricia. Como podemos imaginar, la tasa de supervivencia de los bebés en aquella época era bastante limitada, así que por 1880 a este señor se le ocurrió desarrollar una incubadora que permitía mantener la temperatura constante para aquellos recién nacidos de menos de dos kilos de peso. ¿Como se las ingenió? A través de una caja de madera con paredes gruesas que se dividía en dos partes, la superior (donde dormía el bebé) y la inferior, en la cual había un recipiente con agua caliente. En la parte superior colocó ventanas y una pequeña puerta, a través de la cual se podía vigilar y acceder al bebé con facilidad. El calor lo suministraba una lámpara que permitía mantener la temperatura entre 32 y 37 grados. El objeto debía tener más o menos esta pinta...
Otra solución aún más barata para una mejora de la supervivencia infantil vino de Finlandia: este país, entre finales de los años 30 y principios de los 40 del siglo XX y ante la alta tasa de mortalidad en bebés, decidió proporcionar gratuitamente a todas las madres con recién nacidos una caja de cartón con ropa y mantas (nótese el detalle de no tener en cuenta, ya por aquella época, los recursos con los que podían contar las familias...). La caja no sólo tenía la finalidad de proporcionar la ropa, sino que les servía para que los bebés durmieran dentro algo más calentitos (aquí, imaginemos lo que debía ser un invierno finés sin calefacción).
Y si venimos hasta un poco más cerca, nos encontramos con un invento de muy bajo coste llamado "incubadora embrace": una especie de bolsa de dormir con un sistema térmico que funciona con agua hervida y que permite mantener la temperatura a 37ºC durante 4-6 horas. Está ideado para países en vías de desarrollo.
Y hasta aquí por hoy. Si alguno de vosotros no cree en la Sanidad Pública que estudie los costes que, en un seguro médico privado, tiene la utilización de una incubadora en caso de nacimiento prematuro, uno de esos detalles de la letra pequeña que la gente no se lee, casi casi "calderilla..."
Feliz miércoles Aranjuez. ¡Recuerda que tenemos nuestro primer mercadillo a la vuelta de la esquina!
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