Ayer
jueves tuvimos en nuestro cole la sesión de nuestra Escuela de Familias
sobre la agresividad en el deporte. En este caso contamos con una
colaboración extra, la del árbitro Vicente Carrasco, a quien agradecemos
su colaboración y aportación, y por supuesto nuestra estupenda
profesional, Teresa Hernando (https://www.facebook.com/teresahernandopsicologa). Agradecemos también la participación
de todos los que asististeis, tanto de nuestro cole como de fuera, y os
animasteis a hacer algún tipo de aportación personal.
La
sesión se desarrolló en un formato un poco diferente a lo habitual,
pues por razones obvias fue el árbitro quien aportó la mayor parte de
las experiencias. Experiencias que podéis imaginar porque seguramente
habéis sufrido en alguno de los partidos de vuestros hij@s, o habréis
escuchado si son aún demasiado pequeños. ¿Qué decir?? Suspenso absoluto como sociedad: como
padres, educadores, entrenadores, federaciones de fútbol sin valor para
atajarlo de raíz... y a todo el que queráis incluir que pueda fomentar,
de alguna manera, la agresividad en el deporte (y perdonad la
sinceridad, pero aquí muy tristemente entran también aquellos ídolos
futbolísticos incapaces de comportarse como elegantes caballeros cuando
ganan un partido y que necesitan regodearse sin tapujos en la derrota
ajena. Grandísimo mensaje para sus seguidores infantiles). Resulta de
todo punto incomprensible que en unos deportes escolares, desde los más
pequeños en los que es aún peor (con 6-7 años) hasta los que ya son
adolescentes, los propios padres, y aún más triste, los entrenadores,
promulguen una competitividad feroz, violenta y malsana en contra de los
otros equipos. ¿De verdad es normal gritarle a un niño que le rompa la
pierna a un contrincante??? ¿O querer apalear a un árbitro porque crees
que ha arbitrado mal un partido??? ¿O dejar en el banquillo siempre a
aquellos jugadores que se consideran peores, y que desearían participar
con su equipo, mientras se les humilla en el grupo? ¿U obligar a dos
equipos en un partido en el que el marcador va 15-0 en el minuto 18 a
terminar dicho partido?? Sr@s., hablamos de juegos escolares,
no de la Champions que los dos equipos madrileños se juegan mañana.
Hablamos de niñ@s, que están aprendiendo su integración en la sociedad.
Hablamos del deporte, que se supone tiene uno de sus mayores valores en
el fomento del compañerismo, el desarrollo del trabajo en equipo, el
fomentar la amistad entre distintos colegios y sobre todo, el disfrutar.
Y desde luego, hay algo que se está haciendo cada vez peor, puesto que
la impresión del árbitro es que, cada vez, los episodios violentos son
más y peores.
Atajarlo
requeriría un compromiso social global de reflexión de tod@s, que
podemos pedir desde nuestra AMPA, aún sabiendo que son otros los
intereses que promueven esa violencia, no la educación. Sí podemos pedir
quizá que los entrenadores estén obligados a pasar un curso de gestión
de la agresividad y fomento del compañerismo, para que todos se
convenzan, y convenzan a sus chic@s, de que no importa ganar o perder.
Para que vuelvan a valores anteriores a la agresividad actual y la
necesidad de triunfo y de ser los primeros, a cualquier precio, que
fomenta nuestra sociedad actual. La necesidad de triunfar. ¿Triunfa el
que gana? ¿O triunfa el equipo que consigue, en todos y cada uno de los
partidos, que jueguen l@s chic@s, que se rían, que se sientan integrad@s
representando a su cole? ¿Es admirable la conducta del padre que grita
todo tipo de improperios desde la grada? ¿O la de la madre que va a cada
partido y se pasa todo el tiempo animando sanamente al equipo de sus
hij@s, orgullosa sea cual sea el resultado y de que tod@s tengan su
ratito de juego?? Pues aquí cada uno que conteste. Hubo un tiempo en el
que esto se fomentaba mucho más, y los hay que tenemos el recuerdo de
algún compañero de colegio, con unos problemas de motricidad muy serios,
a los que toda la clases era capaz de animar para que consiguiera el
"pequeño" hito de correr unos cuantos metros en la clase de gimnasia. Y
los corría sin escatimar esfuerzos, con una sonora celebración de
victoria por parte de tod@s cuando llegaba a la meta que aún emociona en
el recuerdo. Nunca será Usain Bolt, ni tiene que serlo, pero su valor
estaba muy (pero muy) por encima del de cualquier triunfador, aunque
nuestra sociedad no esté dispuesta nunca a reconocerlo. Y en ese triunfo
real y humano también pesaba la colaboración de tod@s sus compañer@s de
clase...
Y
hasta aquí por hoy, cada un@ que reflexione. Desde nuestro cole y desde
nuestra AMPA tratamos de promover esos valores de compañerismo,
integración, colaboración... y desde luego, gestión de problemas con el
mejor espíritu posible. Quizá no lo consigamos siempre, pero desde luego
lo intentamos. Dicho esto, ¡que tod@s los interesad@s disfrutéis mañana
sanamente del partido!
Y
como estamos de Escuela de Familias, aprovechamos para dejaros de nuevo
unas imágenes muy especiales de esta misma mañana de nuestro huerto
escolar, de la descarada inquilina y de su familia.
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